Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con inspiración divina. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas https://imogenttjd228573.activosblog.com/37227959/razones-ocultas-del-cabezazo-de-zidane